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Publicado: 2012-06-28

HUMORADA. EL PERÚ EN EL LIBRO DE ORO DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO.

Por: Virgilio Freddy Cabanillas

El Estado peruano ha inscrito a nuestro país en el Libro de Oro de la Organización Mundial del Turismo. Es una buena noticia, pero no deja de ser una ironía. Aquí algunas ideas para los viajeros que llegan al Perú:

Cusco:

Vea las magníficas paredes incas con piedras labradas a la perfección. Pero no pase por la calle Loreto. El año 2010 con motivo de las obras del centro comercial Yma Sumac, unas bestias desmontaron un muro inca y lo volvieron a armar, pero no pudieron encajar las piedras con la perfección de los arquitectos antiguos. Se trata del más terrible atentado contra el Patrimonio Monumental perpetrado a vista y paciencia de todos. Porque en el Cusco nadie vio nada, nadie escuchó nada, nadie dijo nada. Ni las autoridades, ni los intelectuales, ni el pueblo. Sólo se dieron cuenta cuando el daño estaba realizado. Se armó un escándalo pero demasiado tarde. ¿Saben cuántos presos hay por este atentado contra la cultura? Ya imaginan la respuesta.

En vez de invitar a los turistas, los cusqueños deberían hacer un llamado en busca de ayuda internacional para ver si se puede reparar en algo el daño cometido. Ya descuidaron el Intihuatana de Machu Picchu que fue mutilado el año 2000, pero no aprenden.

Madre de Dios:

Viva una experiencia ecológica en los ríos contaminados con mercurio gracias  a la labor esforzada de los buscadores de oro. Bosques destruidos, aguas envenenadas, nativos afectados y problemas sociales como la prostitución infantil y el alcoholismo son los logros de estos señores, mineros informales que no pagan impuestos. Y el Estado, que se hizo de la vista gorda durante décadas, ahora les da más tiempo para que se “formalicen”.

Huaraz:

Conozca el Museo Arqueológico de Ancash en la Plaza de Armas de la ciudad. Su atractivo principal es el “Parque Lítico” -lo promocionan con orgullo-, donde un centenar de litoesculturas son exhibidas al aire libre, sometidas a los cambios agresivos del medio ambiente. Observe con cuidado las piedras talladas de la Cultura Recuay, pero mire bien porque cada año se van perdiendo los detalles.

Lima:

En una ciudad que es Patrimonio Cultural del Mundo puede conocer bellos conjuntos monumentales como la Alameda de los Descalzos, el cementerio Presbítero Maestro, la Plaza Dos de Mayo y la Plaza Bolognesi. En todos los casos las esculturas -de alto valor artístico- lucen mutilaciones y la arquitectura del entorno está dañada -e incluso colapsada- y en las noches los sitios se convierten en muladares, fumaderos, urinarios públicos, etc.

También puede visitar -de lejitos nomás- El Buque, una de las quintas más antiguas de la ciudad -y de Latinoamérica- con su arquitectura de telaraña esperando el terremoto que la traiga abajo con todos sus habitantes adentro.

Se puede hacer turismo de aventura en la ciudad viajando en las combis asesinas. O aprender buenos modales con los “jaladores” que sueltan lisuras a diestra y siniestra, miccionan delante de mujeres y de niños o se drogan despreocupadamente: “Espera huevón que sube la tía… alista tu sencillo que a dos cuadras hay un operativo de la conchesu…”

O si lo prefiere vaya de museos. Los más importantes son el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (¿alguien se puede acordar de ese nombre?) y el Museo de la Nación. Las colecciones que poseen son realmente fabulosas y su personal científico excelente, pero el primero tiene una infraestructura de la década del 40 del siglo pasado -y la mitad del museo se desarrolla en una antigua casona- con muchas dificultades para una museografía moderna. El segundo perdió su gran exposición permanente el año 2008 con motivo de las cumbres AL-CUE y APEC. Lo convirtieron en centro de convenciones. Hoy sólo es un pálido reflejo del ayer. Ahora ni siquiera tiene nombre, lo han retirado de la fachada para colocar “Ministerio de Cultura”. Si antes de visitar los museos quiere conocer sus contenidos en la web, no se moleste, ambas instituciones no tienen página propia, la verdad es que para el  mundo no existen.

Pero también tenemos monumentos arqueológicos. Garagay -templo del periodo Formativo- es famoso por su antigüedad, sus frisos policromados, su forma piramidal y su espectacular torre de alta tensión enclavada en lo alto. Un atractivo imposible de encontrar en otra parte del mundo.

Claro que somos un país moderno. Por ejemplo, puede ir al Museo Metropolitano -de Lima, no de Nueva York-, creado con una millonaria inversión en la anterior gestión municipal. Hicieron un “museo virtual” cuando tenían a mano la colección de arte de la Municipalidad, una de las más importantes del país. Pero prefirieron gastar en un museo que no exhibe objetos. Un caso que debe entrar al Libro de Oro de la Estupidez.

Puede terminar su paseo visitando los espacios en los que edificios importantes para la historia de la ciudad, fueron arrasados porque nadie se acordó de declararlos “patrimonio”, tales como la Casa de la Tradición, el Palacio de los Deportes, la casona neocolonial de la Cámara de Comercio de Lima, las áreas administrativas del Colegio Fanning -con sus finos acabados en madera- o la fachada Art déco del Estadio Nacional convertida hoy en una horrible cobertura gris.

Caricatura: CARLÍN


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