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¡Qué verde era mi barrio! (Francisco Verdera)

Publicado: 2012-07-17

¡Qué verde era mi barrio!

La destrucción de la Lima residencial por parte de sus propios alcaldes e inmobiliarias

Por: Francisco Verdera V., vecino de la zona de litigio entre San Isidro y Magdalena del Mar

Lima vive un verdadero boom de la construcción de edificios. Crecen como hongos. Aparecen de la nada en los predios menos pensados por sus reducidos tamaños y por sus ubicaciones en calles estrechas, sin retiros municipales, casi encima de las veredas, sin estacionamientos suficientes, sin vías de escape en casos de sismo o incendios y sin siquiera un trozo de jardín.

Nadie puede estar en contra de la construcción de edificios siempre y cuando respeten la ordenanza sobre alturas máximas (número de pisos) y no atenten contra los derechos de los propietarios de los predios o residencias colindantes. No es que se sea anti-edificios como tampoco se es anti-minero. Se está muy a favor de los edificios que respeten a los vecinos y vecindarios y el medio ambiente urbano, como se está por una minería que respete escrupulosamente a la naturaleza y a la población.

Inmobiliarias invasoras

Las zonas residenciales de Lima han sido y siguen siendo invadidas por enormes edificios que contravienen la ordenanza municipal sobre alturas máximas en predios con zonificación residencial. Incluso después de que la Municipalidad Metropolitana de Lima, con los municipios distritales, autorizó - sin consultar a los habitantes de Lima - subir estas alturas en 2006, tampoco estas últimas se han cumplido.[1]

Los otrora relativamente tranquilos barrios residenciales de San Isidro y Miraflores, y recientemente los de Jesús María y Magdalena del Mar, especialmente en Orrantia, pero también de Lince, Pueblo Libre, Surco, Barranco y de otras zonas de Lima son cada vez más unas verdaderas junglas de cemento, con cientos de autos colapsando sus angostas vías, u ocupando las calles, aceras y hasta las puertas de garajes. Los verdes retiros municipales de antaño - que hasta se regaban -, son ahora invadidos de manera permanente por cafeterías, restaurantes, grandes cadenas comerciales y comercios informales, o son usados como áreas de estacionamiento.

Se han destrozado barrios residenciales enteros como en la Av. 2 de Mayo en San Isidro, la Avenida San Felipe en Jesús María y Juan de Aliaga en Magdalena, por no mencionar a lo ocurrido en otras zonas de San Isidro, Miraflores o Barranco. Estas avenidas y barrios se han transformado en grandes playas de estacionamiento en plena calle y en los retiros municipales, tanto de día porque una parte de las residencias se han convertido en oficinas como de noche porque no hay suficientes estacionamientos en los estrechos sótanos -cuando los hay-  de los edificios. Un caso extremo es el de la calle Ugarte y Moscoso entre Alberto del Campo y la calle Eléspuru en Orrantia del Mar.

Por sus enormes edificios los reconocerán

Primero, empezaron por San Isidro con los gigantescos edificios alrededor del Club de Golf, aprovechándose de su vista y verdor. Poco importaron las quejas de connotados vecinos sanisidrinos que veían impotentes cómo los levantaban, quitándoles la luz del día y la vista del cielo. Tampoco importó que la avenida Miro Quesada fuese cada vez más angosta para el enorme incremento del tránsito que se generó. Luego siguieron con los malecones de Miraflores y más tarde con los de Barranco y Magdalena. Los propietarios de las casas ubicadas en varias manzanas detrás de esos edificios tienen unas moles frente a sus casas y quedaron prácticamente a oscuras. En síntesis, su bienestar como habitantes de zonas residenciales fue irremediablemente mermado y sus propiedades perdieron gran parte de su valor como residencias.

Llegados a este punto, las inmobiliarias en alianza con los municipios empezaron a rellenar  manzanas enteras con más edificios en calles estrechas, superando las alturas máximas, como en las manzanas a lo largo de las avenidas Javier Prado, Angamos y San Felipe, entre otras avenidas, donde seguirán avanzando hasta saturarlas.

¿Cuál puede ser la razón por la que los municipios han descubierto que existían certificados de parámetros anteriores a la Ordenanza de 2006 y han otorgado licencias de edificación a todas luces ilegales a estas inmobiliarias atentando contra el bienestar y los derechos de propiedad de los vecinos de sus propios distritos, de sus electores?  ¿Será porque estas autoridades están de paso por esos distritos, y para las inmobiliarias es el momento de aprovechar los altos precios  sin importar que se perjudique a los vecinos que siempre han vivido allí?

No pararán hasta la saturación: todo es compatible

Bienvenidos los nuevos vecinos que adquirieron su departamentos. Pero este reconocimiento no nos impide decirles que muchos de ellos habitan en edificios con un origen ilegal, producto de arreglos que encarecieron el valor de los departamentos  que pagan mensualmente, y lo que es peor, que muy pronto si no les ha ocurrido ya, lo único que verán desde sus ventanas y balcones son otras paredes de otros enormes edificios, centros comerciales y edificios de oficinas que les están construyendo delante o detrás. La voracidad de las inmobiliarias y de los municipios no tiene límites. ¡Pueden construir lo que quieran! Gasocentros y edificios de oficinas en predios residenciales y edificios de más de diez pisos donde solo se pueden construir cuatro.

La saturación provocada por los grandes edificios conlleva una mayor congestión del tránsito y de las calles, al aumento de los ruidos, y a la disminución de la presión del agua y al atoro de los desagües. Las empresas de servicios otorgan fácilmente la garantía de que podrán proveerles de agua, energía y telefonía. Pero la infraestructura urbana no fue diseñada ni está preparada para tal recarga poblacional y vehicular, pero ¿a qué autoridad municipal, de Lima o de ministerios le interesa realmente respetar los derechos de propiedad de los vecinos, de aquellos que los eligieron?

¿Habrá alguna autoridad capaz de detener esto?

Ya es tiempo de investigar a los alcaldes y gerentes de obras de los municipios, así como  a las inmobiliarias y bancos que irresponsablemente han otorgado y otorgan préstamos hipotecarios que provocan el creciente desorden urbano. Las pruebas están a la vista: los enormes edificios están asfixiando las zonas residenciales y las áreas verdes de la ciudad. Tampoco puede dejar de señalarse la complicidad de los delegados de los colegios de arquitectos y de ingenieros que firman expedientes y avalan las licencias de construcción, a sabiendas que son ilegales por no cumplir con las normas de edificación y que perjudican gravemente a los vecinos. ¿Dónde está el respeto al "Estado de derecho" para los vecinos?

Siendo importantes y muy urgentes los problemas del transporte público, la seguridad ciudadana y la contaminación del aire, la sonora  y  la visual, ello no significa que no se dé también prioridad ni se discuta sobre un verdadero y responsable plan de desarrollo urbano para Lima y de planes para cada uno de sus distritos. Como no los hay, el crecimiento salvaje propiciado por algunas inmobiliarias y los alcaldes distritales hará que Lima sea cada día  más un verdadero caos urbano. ¿Para qué existen la Comisión de Desarrollo Urbano de Lima y un Ministerio de Vivienda? Hasta existe un Ministerio del Ambiente, además de un Colegio de Arquitectos e Institutos de Desarrollo Municipal y de Desarrollo Urbano, y el INDECI para organizar la seguridad en caso se sismos. ¿Dónde están? ¿Qué hacen?

Colofón

Varios alcaldes distritales siguen proponiendo nuevas modificaciones a la zonificación  para el uso de suelos que violarían aún más la necesaria compatibilidad en sus usos, sin respetar su carácter residencial. Esperamos que la Comisión de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Metropolitana de Lima defienda los derechos de propiedad de los vecinos, resista las presiones y no permita que se sigan construyendo "centros comerciales", gasocentros o edificios de oficinas en predios que son de uso residencial. Se requiere extender la vital ley de consulta previa a los vecinos de Lima. ¿Quién tomará esta bandera?

[1] Ordenanza 950 MML. Se han producido constantes modificaciones para los distritos en los que el boom inmobiliario ha sido más intenso de manera de permitir mediante subterfugios como la colindancia no continua o en una misma manzana, que se sigan construyendo edificios por encima de las alturas máximas permitidas.


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